De vez en cuando uno se pasa de listo y cree haberlo visto todo, pero lo cierto es que en España siempre nos queda algo por ver. Dicho de modo más prosaico, y suavizándolo con un toque marinero, éramos pocos tontos a bordo y parió la abuela del contramaestre. O del capitán. Porque ahora se trata del brunch. Tal cual.
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