“Sí, fui yo”. Lo hemos visto en las películas: un sospechoso es acosado por la policía hasta que llega a confesar un crimen que no ha cometido. Pero, como ha demostrado un equipo de psicólogos en un estudio del que se hace eco la revista Psychological Science, no hace falta presionar de ese modo para que ocurra: cualquiera puede fabricar falsos recuerdos de haber delinquido después de una charla hábilmente dirigida a tal fin.
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