Rodeado de depredadores hambrientos, este pequeño dinosaurio herbívoro de principios del Cretáceo hizo lo más sensato que podía hacer: ponerse camuflaje. "Este es caso único", explica el paleontólogo Jakob Vinther, de la Universidad británica de Bristol, co-autor del estudio que describe el fósil. "Podemos observar claramente que hay patrones de colores... rayas, puntos".
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