Unas sustancias especiales que cubren la piel de una diminuta rana amazónica le proporcionan un escudo protector que la protege de las hormigas cortadoras de hojas, permitiéndola vivir cómodamente entre ellas. Las sustancias ayudan a la rana a encajar entre estos insectos, porque imitan a las propias señales químicas de las hormigas. Gracias a ello, estas no la muerden en absoluto, pero sí atacarán de forma bastante agresiva a todos los demás tipos de ranas u otros animales con los que se crucen en su camino.
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