La moral de una época se encuentra bajo las faldas. Para llegar de los pololos del XIX al tanga actual los victorianos tuvieron que perder su imperio, dos guerras mundiales obligaron a las mujeres a salir a trabajar fuera de casa y Nietzsche mató a Dios. La ropa interior no cambia a menudo, pero cuando lo hace, no es capricho de una costurera, suele venir de una convulsión social o una revolución tecnológica. La lencería siempre se ha utilizado para crear una barrera protectora entre la ropa y la piel. En el siglo XVIII era, ante todo...
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