Desde septiembre de 1941 hasta agosto de 1942 permaneció abierto aquel recinto infernal, por donde pasaron unas 300 personas, de las que algo más de 140 fallecieron de hambre, frío y enfermedades. Murieron casi la mitad. 'Yo he visitado Auschwitz y otros campos nazis y el campo de La Algaba era muchísimo peor. Los internos no tenían para comer, iban medio desnudos con un baby harapiento y dormían sin techo. Aquel invierno morían varios cada día y la gente del pueblo se escandalizaba del trasiego constante de muertos'.
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