El nuevo amigo americano. Otro cuento improbable

06 de Abril de 2025: ¡ Por fin! por fin la paz ha llegado a Ucrania gracias a Trump. El tratado firmado esta mañana no es el que Zelensky hubiera deseado ya que lo tomado por Rusia no será devuelto ( excepto un area cercana a Jarkov que se ha obtenido a cambio de ceder las conquistas ucranianas en la región rusa de Kursk). Al menos ha conseguido plenas garantías de seguridad de Trump y de los paises europeos. No habrá más agresiones.

Mayo de 2025: Lentamente, con parsimonia funcionarial, se despliegan en la línea de armisticio entre Ucrania y Rusia las primeras tropas europeas que servirán de barrera ante cualquier posible agresión rusa. Tropas españolas, británicas, italianas, francesas, suecas, belgas y neerlandesas se instalarán y patrullarán una franja de una anchura de 20 kilómetros, de norte a sur. Aunque el despliegue no está bajo el paraguas de la OTAN sino de la UE, para evitar susceptibilidades rusas. Por la misma razón Estados Unidos ha estado de acuerdo con una condición rusa y está fuera de este despliegue fronterizo. Trump está encantado, se pavonea de su paz a tan bajo coste. Sobre todo para su país. 

Diciembre de 2025: Mueren tres soldados belgas por un ataque de un dron sin identificación a su vehículo en el buffer de protección cercano a Vuledhar. Unos días después un VAMTAC español vuela por los aires al toparse con una mina antitanque plantada por desconocidos en uno de los caminos de ronda que bordean Chasiv Yar. Un muerto y tres heridos.  

Primavera de 2026: los ataques esporádicos a las tropas europeas se intensifican. Las investigaciones apuntan a su origen en el este y el sur; en definitiva todo parece indicar que proceden del territorio controlado por Rusia. Las airadas protestas europeas no tienen consecuencias prácticas, más allá de una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que es vetada por Rusia y que para sorpresa general recibe la abstención de Estados Unidos.

Septiembre de 2026: el goteo de muertos y heridos en las fuerzas de interposición europeas provoca grandes manifestaciones en muchas capitales europeas, la tensión política y social se agrava cada semana. La invocación de Starmer del articulo 5 del Tratado del Atlántico Norte es rechazada por Trump en una entrevista para la FOX. “La OTAN nunca ha estado ni estará en Ucrania , es la UE, los europeos no arrastrarán a América a otra guerra, nuestros hijos no morirán otra vez por los países que no saben defenderse a ellos mismos. América no es un cajero automático a disposición de los blandos europeos”.

Octubre de 2026: Ante la inacción de Von der Leyen, Giorgia Meloni y la nueva presidenta de la República Francesa, Marine Le Pen toman la iniciativa y convocan a los 27 en Bruselas. Según la información filtrada a la prensa por alguien presente (un antiguo fiscal general español reconvertido en diplomático) las convocantes han planteado con nitidez las duras alternativas a las que se enfrentan los presentes: Si se retiran las tropas no solo se deja a Ucrania bajo la amenaza de una nueva agresión, esta vez definitiva, rusa. Las consecuencias para Europa a largo plazo serían aún peores: dejaría de ser un interlocutor serio, creíble, para cualquier país del mundo, las garantías europeas serían nada, un papel inservible como el que zarandeó hace 90 años Chamberlain desde la puerta de un aeroplano. 

Y tampoco habría seguridad en la frontera de la Unión. Ante tal muestra de debilidad

 ¿continuaría Rusia con la recuperación del viejo imperio soviético en Moldavia, quizá en Bulgaria? 

La otra opción es la guerra. Guerra abierta, con tropas nacionales contra Rusia de los países europeos que se sumaran a una nueva alianza, pero según recuerda sus socios Meloni, sin la asistencia militar americana. 

 La semana anterior a la cumbre se reunió con el vicepresidente Vance que le garantizó la protección a Europa en el caso de una agresión nuclear rusa, pero también recalcó con insistencia. “solo en el caso de un ataque nuclear” . “¿Y en el caso de guerra convencional, como la sufrida por Ucrania estos años?” se preguntó. En ese caso Estados Unidos trataría de mediar, pero no se quería ver envuelto “en las guerras de otros”. Estos fueron los términos claros y precisos, de su conversación con Vance, expuso la primera ministra italiana.

En el lúgubre ambiente de la reunión Meloni y Le Pen manifiestan que sus países no están dispuestos a ir a la guerra con Rusia. Sus sociedades y sus economías no lo soportarían. Para concluir la reunión Kölper, el nuevo canciller alemán surgido de las elecciones de septiembre manifiesta que su gobierno tampoco puede apoyar la opción militar. Su gobierno de coalición con la AfD le impide asumir unos costes sociales y políticos tan elevados. Además, el trauma colectivo alemán hace imposible la idea de soldados alemanes luchando otra vez en las llanuras ucranianas.

Por fortuna, un golpe de suerte. Una hora antes de que cada delegación vuelva a sus países Meloni les convoca de urgencia para una reunión esa misma noche. Ha recibido un mensaje hace unos minutos del mismísimo Donald Trump interesándose por las “dificultades de nuestros amigos europeos. Quiero transmitirles una buena noticia, he hablado con mi amigo Putin, tengo algo que decirles, me conectaré con ustedes esta misma noche”. 

Otra vez en la sala de reuniones, el alivio parece traslucirse en los rostros de los presentes apenas iluminados por la pantalla en la que aparece sonriente el presidente del pais de los hombres libres. El rostro anaranjado, ufano, comienza a gesticular: “Queridos aliados, he hablado con el presidente de Rusia. Se ha comprometido conmigo, personalmente, a respetar la línea de separación entre su país y Ucrania, es mi amigo, es un tipo duro pero confío en su palabra. Sabe con quién habla.. A cambio desea una pequeña compensación, unas minas en el extremo norte de Groenlandia y a mi me parece totalmente, totalmente, razonable.

 Pero quiero que estén tranquilos. También le he exigido algo a cambio, como se dice… una prenda. Por la seguridad de todos el resto de esa isla debe estar bajo el control de mi pais, es lo lógico. A él le ha parecido lo más justo y a mi, la única forma de evitar más tristes muertes de europeos en un lugar tan lejano, tan frio… como Ucrania. Cuanto más tardemos, más tristes noticias en sus televisiones. Y es que la paz, como todo en el mercado, tiene su precio amigos. Chao”

Tras un largo silencio, como el que sucede tras una muerte no esperada, Le Pen, o quizá Meloni, alzó la voz . “Alguien tiene que ir mañana mismo a Copenhage. Alguien que sepa dar órdenes”. “O transmitirlas”, musitó quedamente el presidente portugués.