Andrew Tesoro diseñó un edificio para Donald Trump, el cual decía que le encantaba cómo estaba diseñando su proyecto. Una vez finalizado sólo estaba dispuesto a pagar una tercera parte de lo presupuestado. Andrew se resignó y le envío una factura por ese importe, pero tampoco la cobró. Trump pretendía pagar la mitad de ese importe y le dijo que si le denunciaba probablemente ganaría el juicio, pero que su trabajo era alargar el máximo ese juicio y hacerlo tan costoso, que no le valdría la pena haberle demandado.
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