Mis padres se han divorciado, así que la casa familiar ya no es la casa familiar; ha pasado a ser un bien ganancial y, como tal, ha sido vendida. Me ha tocado vaciar los trastos acumulados a lo largo de los años. Los míos y los suyos. De repente, me he visto enfrentado a toda una vida y a los recuerdos de un proyecto, el familiar, que se ha roto. Ya no habrá un "mañana como en casa de mis padres", ni un vamos a "la casa de los abuelos". Con cada objeto, un dilema: ¿donarlo? ¿Regalarlo? ¿Guardarlo? ¿Tirarlo?
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