Ni los focos ni las cámaras suponen ya un estorbo para los acosadores. Al menos a unos cuantos turistas les importó bien poco que quedara constancia en televisión de su lamentable trato a la reportera de Espejo Público Noor Ben Yessef. Varios interrumpieron su trabajo cuando esta intentaba grabar una pieza sobre el ambiente nocturno que se vive en la ciudad. Se acercaban para tocarla, ofrecían dinero por un beso de la reportera e incluso uno llegaba a masturbarse mientras la miraba, para después perseguirla intentando tocarla.
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