Una vez más, aquellos que se postulan en posesión de la verdad “única” y valedores de la dignidad humana, atentan de lleno contra los más débiles e intentan condenar al ostracismo a una realidad que, por evidente, resulta difícil explicar. Pero esto no es algo gratuito porque este tipo de manifestaciones son abono para frenar los avances en derechos civiles y para posicionamientos médicos obsoletos que eran los mismos que, hasta hace no mucho, consideraban la homosexualidad una enfermedad.
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