Con 13 años, Marina no sabía qué era un TCA. Por aquel entonces ella ya convivía con el trastorno, pero es ahora, con 25, cuando puede poner nombre a lo que sufre. "Yo empecé por anorexia restrictiva y luego llegó un punto, cuando cambié de colegio y dejé de hacer atletismo, que pasé a todo lo contrario, al trastorno por atracón". En ese momento, nos cuenta, sus padres se despreocuparon. "Yo cogí un montón de peso y mi relación con la comida era horrible, pero claro, era todavía menos visible al resto. Pasé un montón de años con el problema...
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