Como Samuel, el niño de 4 años cuyo cadáver apareció recientemente en Barbate, un total de 295 personas perdieron la vida intentando llegar a España. El mar tiñe a diario, de negro, las aguas del Estrecho. La mayoría son subsaharianas y desaparecieron al salir del Sahara, Mauritania o en del mar de Alborán. El último balance hecho público esta semana por la Asociación Pro Derechos Humanos roza cifras alarmantes.
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