La relación que sostienen China y Taiwán siempre ha sido incómoda, tanto que la tensión entre ellos ha alcanzado en algunos momentos la intensidad necesaria para desencadenar un conflicto a gran escala. Afortunadamente, aun así no han llegado a las manos. Una de esas ocasiones tuvo lugar a mediados de la década pasada, y sus protagonistas involuntarias fueron las dos joyas de la corona que tiene Taiwán en la industria de los semiconductores: TSMC y MediaTek.
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