Me dicen cosas como: “Por lo que escribes, veo que eres inteligente. ¿Por qué no te buscas un trabajo normal?”. Lo gracioso es que no consigo un “trabajo normal” porque he admitido abiertamente que soy una trabajadora del sexo. Al parecer, no soy válida para escribir artículos como este que estás leyendo. Si alguien quiere salir de la industria del trabajo sexual, ya sea una víctima de explotación sexual o solo una trabajadora sexual que busca un cambio, nuestra cultura y nuestras políticas de empleo no favorecen esa transición.
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