El poder destructivo de una tonelada de CFC-11 equivale al de cerca de 5.000 toneladas de CO2. Durante un tiempo fueron considerados un gran logro de la química moderna. Es una sustancia estable y versátil, que puede pasar fácilmente de líquido a gas y viceversa. Son útiles en sistemas de refrigeración, aires acondicionados, embalaje, espumas aislantes y solventes. En China lo estaban usando como material aislante. No se destruyen en la atmósfera baja, logran subir hasta la estratósfera donde se acumulan y destruyen la capa de ozono.
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