Somos machistas cosificando a la mujer en la tele, en la publicidad o en la barra de un bar. Somos machistas en el ascensor, en la familia o en el hipermercado. Eso lo vemos todos. Pero también somos machistas en la cortesía mal entendida, en el lenguaje sexista o desde la indolencia. Si sientes que todo esto no va contigo... bienvenido al universo machista. No te irrites por ello. Este artículo también adolece de lo que reprocha. Intenta deliberadamente ponerse de la parte ofendida para buscar complicidad y ocultar carencias. Es inevitable.
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