Deutsche Bank no es más que un síntoma: el de un modelo económico nefasto y peligroso que se ha erigido en referencia en la zona euro. Y el de un sistema financiero europeo que no está tan controlado como se pensaba y que continúa apoyándose en la garantía implícita de los Estados. Al Deutsche Bank le sucederá otro banco. La amenaza sobre la estabilidad no es siempre la que Wolfgang Schäuble y Jens Weidmann quieren que sea. Mientras no se reduzca el superávit alemán, toda la estabilidad de Europa estará en peligro.
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