No es algo nuevo que los criterios sociales sobrepasen a la evidencia científica en debates sobre condiciones médicas. Sin embargo, en el caso del síndrome post-aborto (SPA), las proclamas sociales y los estereotipos de género han desbordado una evidencia procedente de la investigación científica que, directamente, contradecía su existencia. Las conclusiones de organizaciones profesionales con credibilidad se han visto burladas por los activistas antiabortistas evangélicos. Las proclamas acerca de la naturaleza innata de la mujer...
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