Hace un año, el gobierno izquierdista de la capital de Alemania impuso planificación central al mercado de vivienda. Fue un mal movimiento. Se congelaron los alquileres de apartamentos construidos antes de 2014. Como era de esperar, el control de precios ha dividido Berlin en dos mercados: el más grande, los apartamentos contruídos antes de 2014, ahora regulados; y el más pequeño, sin regulación, de edificios nuevos. En el mercado regulado, la disponibilidad de apartamentos se ha congelado. Cuando un inquilino se va, el propietario vende.