Ex presidentes, antiguos vicepresidentes, primeros ministros o salientes o depuestos…. En Asia, no hay cargo oficial que proteja de una persecución criminal si hay un interés político detrás. En las últimas semanas, han aumentado los casos de ex altos cargos, hoy en la oposición, perseguidos por la Justicia de sus respectivos países, lo que les deja literalmente fuera del juego para indignación de su electorado, que denuncia maquinaciones políticas detrás de las acusaciones presentadas por los jueces.