Algo más sólido que una simple amistad, fue lo que rodeo en vida al extinto Fidel Castro y Diego Armando Maradona, yendo sus relaciones a tener la solidez del hierro, dentro de la toma de algo mas que un mojito, platicando tanto de futbol, como sobre todo de política, y de la propia historia generada en la Sierra Maestra, que dio por cierto la patada final en el centro de los glúteos al imperialismo gringo que privaba en Cuba.