La Asociación de Propietaridos reclama un fondo de ayudas directas para los inquilinos

El terrorismo ha atacado a Pablo Iglesias esta vez como el Yihadismo que tanto terror causa en el mundo. Un plan que buscaba atentar contra la vivienda y familia del vicepresidente...

Un grupo de 26 afiliados de Podemos ha publicado un manifiesto de cara a la asamblea de la formación en Baleares en octubre, para pedir un partido “rojo, verde y morado, unido, diverso y plural” y cambios organizativos en pro del municipalismo, y criticar “errores” como el plus de altos cargos. Reclaman “feminizar la política, fijar un necesario cambio de rumbo organizativo”, analizar la acción institucional y de gobierno del partido y actuar a imagen de la “acción de gobierno estatal”.

«Tenemos miedo», dijeron los okupas a la Policía la noche del día 25, cuando hasta la casa de A Milagrosa se desplazó una nieta del matrimonio propietario de la vivienda, acompañada de otros familiares. Hicieron guardia hasta las 3.00 de la madrugada para evitar que las personas que habían entrado en casa de los señores, de 84 y 91 años, no se llevaran nada.

El pasado mes de Junio, Morás estrenó “Francisco: El Jesuita”, un largometraje de 2 horas 50 minutos que se aproxima al millón de espectadores en Youtube y por tanto se ha convertido en uno de los filmes más populares del 2020. Allí aborda la biografía del actual Pontífice y su relación con la política, además de exponer una visión personal (no exenta de polémica) sobre la orden de los Jesuitas y el rol del clero católico en la historia argentina y la actualidad global.

IMPACTANTE "Francisco, El Jesuita" Documental del periodista argentino Nicolás Morás que acaba de publicarse y ya es FUROR en las Redes

El principal diario de Perú da voz a los principales intelectuales en la cruzada contra el discurso obligatorio del Establishment.

La crisis de gobierno está a punto de estallar y dar paso al plan de Ayuso de integrar a Vox en su Ejecutivo.

Terribles imágenes las que, desde Nueva Zelanda, enviaba el practicante de kayak, Jeremy Worthy, a su página de Facebook particular para anunciar que se encontraba perdido a la deriva en medio del océano y que se estaba quedando sin fuerzas. El vídeo muestra los últimos instantes de vida del kayakista antes que le encontrasen muerto los servicios de rescate, que no pudieron hacer nada por él.

Las morosidades entre los prestatarios de las hipotecas vencidas se está disparando, una señal de que los estadounidenses están luchando para pagar sus cuentas debido a una ola de despidos o pérdida de ingresos por la pandemia de coronavirus. La morosidad hipotecaria aumentó en 1,6 millones en abril, el mayor salto de un mes en la historia, según un informe de Black Knight, un proveedor de tecnología y datos hipotecarios. Los datos incluyen tanto a los propietarios atrasados en pagos de hipotecas que no están en indulgencia...

Lo están anunciando a diestro y siniestro: habrá más rebrotes del coronavirus, por tanto más contagios y más muertos, sin embargo la reserva de mano de obra es enorme, incluso ahora los inmigrantes son bienvenidos en los países opulentos para recoger las cosechas de temporada (la patada en el trasero vendrá a medio plazo). El futuro inmediato no pinta nada halagüeño. Los empresarios tienen prisa por amasar más dinero y a la clase trabajadora le urge comer y pagar las hipotecas o los alquileres.

Una experiencia como médico en un centro de salud de 16 años no prepara para lo que ha vivido Jaime Roel en dos meses y medio. Tiene 1.300 pacientes asignados en un distrito de Madrid capital muy humilde, con mucha población envejecida. Conoce a muchos de ellos, y estos días ha tenido que ayudarles a morir en casa por coronavirus. "Ha sido durísimo", reconoce. Ahora Jaime Roel tiene miedo. De que la gente se confíe.

Algunos vecinos de Biar no han podido olvidar sus fiestas... hasta que llega la policía

El organismo también dibuja un duro golpe para los países de ingresos más bajos, donde la economía sumergida supone un 90% del empleo. El organismo con sede en Ginebra ha alertado de que estos 1.600 millones de trabajadores, de los más de 2.000 millones que hay a nivel mundial, no pueden depender de esquemas de protección contra el desempleo, al estar en situación laboral irregular, y tampoco disponen de ahorros que les permitan cumplir con las medidas de confinamiento y no ir a trabajar.

Ya que este verano se viajará poco o nada, que no está el virus para bollos, la peña se lo monta 'in door', o sea en la morada, como esas plantas de marihuana que se cultivan bajo techo en plan hidropónico. Si el gobierno titubea como aquel Sonny Liston aporreado por Muhammad Ali, los ciudadanos preparan su ocio veraniego para superar el caluroso tedio municionándose de comodidades entre lúdicas y acuosas.

Los hechos se originaron el pasado 26 de marzo, cuando la Policía Local de Garafía, alertada por vecinos de la localidad, requirió la intervención de los agentes de la Guardia Civil del Seprona en una finca de la Zarza donde cohabitaban las ovejas moribundas con los cadáveres en descomposición de una explotación que en un principio contaba con más de 40 cabezas de ganado ovino. Los animales eran y son, los que sobrevivieron, de raza autóctona palmera, la cual está catalogada en peligro de extinción.

No queremos un mundo en el que la garantía de no morir de Coronavirus equivalga al riesgo de morir por un largo confinamiento. Permitidme que empiece parafraseando a los situacionistas. Cuando empezó la cuarentena yo fui de los primeros en criticar a los que exigían su “derecho individual” a correr o hacer deporte en solitario. En pleno ascenso de la pandemia me pareció muy egoísta e insolidario. Me costó alguna trifulca virtual e incluso algún bloqueo.

Me preocupa que una catástrofe, que puede ser incluso propiciada por un gobierno, se pueda utilizar para ayudar a consolidar el poder en ese mismo gobierno. Me preocupo por la política del miedo. La política del miedo es muy importante en mi país porque, cuando enfermamos, realmente no tenemos adónde ir. No sabemos cómo hablar de la enfermedad. Tenemos un sistema sanitario muy pobre. El problema no es solo que la gente se esté muriendo. El problema es que además la gente tiene miedo a morir, y no sabe cómo resolver este problema.

Manuel vive en una residencia de ancianos de Madrid. Aislado, tiene síntomas y ha visto morir estos días a su compañero de habitación. Manuel escucha a Santiago Abascal hablar del "gobierno socialcomunista que convierte a España en una cárcel chavista". Manuel está encerrado en el geriátrico, de gestión privada, financiación pública del gobierno autonómico y beneficios para un fondo de inversión con sociedades en el extranjero, sin la asistencia médica debida y con trabajadoras explotadas. Manuel oye a Pablo Casado culpar al gobierno central…

En la sala de urgencias, estamos rodeados de pacientes que luchan durante horas y horas, sin avances, pacientes que están tan cansados de tratar de respirar y que aceptan cualquier tratamiento que se les ofrezca. Una de las cosas más desoladoras de presenciar es que los pacientes sufren y mueren solos, sin que se permita a sus seres queridos estar al lado de la cama. Este es un problema derivado de la solución; los familiares no pueden visitar a sus seres queridos en el hospital para así detener la propagación de la enfermedad.

Llevaba días pensándolo. Las imágenes de los hospitales saturados de enfermos, algunos de ellos en estado grave, sin que nadie pueda siquiera consolarles era devastadora.

Una calculadora de código abierto utiliza los últimos datos para proporcionar una estimación de las probabilidades de que una persona muera a causa de la COVID-19.

Las comunidades autónomas han retrasado de forma significativa el periodo de pago a sus proveedores sanitarios en los últimos meses, lo que afecta a un gran abanico de empresas, desde laboratorios, farmacéuticas y hospitales, hasta empresas de todo tipo de servicios. El caso más extremo es el de Cantabria, que paga a sus proveedores sanitarios con 127,10 días de retraso, muy lejos del resto de comunidades. En Cantabria, las empresas que ofrecen bienes y servicios al sistema público de salud tardan más de cuatro meses en cobrar sus facturas.