«Tenemos miedo», dijeron los okupas a la Policía la noche del día 25, cuando hasta la casa de A Milagrosa se desplazó una nieta del matrimonio propietario de la vivienda, acompañada de otros familiares. Hicieron guardia hasta las 3.00 de la madrugada para evitar que las personas que habían entrado en casa de los señores, de 84 y 91 años, no se llevaran nada.
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