Solamente tenía una semana de trabajo pero no le fue complicado dar con sus modelos. Surcando las laberínticas calles de Hanói, sobre motocicletas muchas veces desvencijadas, los repartidores (de todas las edades y de empresas de todo tipo como Glovo, entre otras) surcaban las calles cargados con enormes paquetes, botellas de agua, alimentos e incluso bolsas con peces, hielo, cartones de huevos. El peso y la carga resultaban increíbles. Enoch, que vive en Londres, quince años antes había viajado por Vietnam.
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