Este nuevo recipiente, creado por la empresa británica Frugalpac, está hecho de cartón reciclado al 94% y lleva un forro de calidad alimentaria al igual que los bag-in-box. La botella pesa solo 83 gramos (cinco veces menos que una normal de vidrio), se puede refrigerar, mantiene el líquido más frío durante más tiempo y su precio “es comparable a una botella de vidrio etiquetada”, señalan sus fabricantes. Su huella de carbono resulta “hasta seis veces más baja”.
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