En verano llegaron a tener que realizar más de 200 pruebas PCR en un solo día. “Eso era insufrible”, me dice. “Se nos criticó mucho porque la gente se pensaba que las colas interminables eran responsabilidad nuestra. Y eso no es así. La realidad es que el cupo de este centro es demasiado alto”. Paula y sus compañeras me explican que, en muchas ocasiones, el trato que reciben por parte de algunos pacientes deja mucho que desear y que no sería la primera vez que reciben amenazas o incluso una agresión.
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