La organización que la Guardia Civil da por desarticulada se dedicaba a suministrar motores de alta potencia que grupos de narcotraficantes del sur de España usaban para sus transportes en el Estrecho de Gibraltar y en aguas internacionales. Además del tráfico de droga, las mismas embaraciones eran usadas para el traslado ilegal de emigrantes desde África hasta la península.
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