El registrador Rajoy ya se está adaptando a su nueva rutina en Madrid. Cada mañana un Peugeot 607 oscuro para en segunda fila frente al número 44 del Paseo de la Castellana. De ahí sale el ex presidente del Partido Popular, quien encamina sus pasos hasta un recién redecorado despacho, en el que pasa toda su jornada laboral: no sale ni a tomarse un sólo café fuera del edificio. Allí permanece trabajando hasta la hora de comer, cuando sus cuatro guardaespaldas lo esperan para llevarlo de vuelta a casa.
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