Emmanuel Macron, hoy presidente de Francia, es presentado a menudo como un Rothschild Boy. Ciertamente lo es, pero no es eso lo más importante. Emmanuel Macron le debe su campaña electoral principalmente a Henry Kravis, jefe de uno de los mayores emporios financieros de la globalización, y a la OTAN. Esa onerosa deuda hace hoy aún más difícil la solución de la crisis de los “Chalecos amarillos”.
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