Stellantis arrancó 2022 con una decisión inédita entre los fabricantes pero que tiene una justificación muy clara y evidente. Mientras los dos gigantes automovilísticos permanecían separados, los de PSA tenían las llamadas emisiones promedio de CO2 de toda la flota controladas. Es decir, de todas las gamas de todas las marcas, muy por debajo de límite máximo de los 95 g/km que marcaba la Unión Europa, todo lo contrario que el grupo ítalo-americano. Al fusionarse, se han visto obligados a aumentar la cuota de eléctricos para rebajar las cifras
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