Federico Luis Moya guarda una camisa de varias tallas más grandes. Tiene más de diez años y la ve casi a diario; lo hace para recordar el esfuerzo que conlleva no volver a utilizarla. La última vez que se la puso padecía una obesidad severa, en terreno médico conocida como mórbida, aunque este término sea rechazado por las asociaciones de pacientes. «Es como si nos pusiesen un sello», dice. Este santanderino de 41 años se sometió a una cirugía bariátrica con 31. El 6 de noviembre se cumplió el décimo aniversario de una decisión que tardó.