Da igual los muertos que tengamos. Sigo encontrando gente caminando por la calle sin mascarilla y escuchando a iluminados que dudan de su efectividad para acabar con el puñetero virus. Y los hay de todo tipo: adolescentes y jóvenes que se creen inmortales, adultos que alardean de que a ellos no les dice nadie lo que tienen que hacer, abuelos de los que ya están de vuelta... A todos les une la inmadurez y el narcisismo. ¿Si están bien ellos qué más da lo que le pase al resto?
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