Los captadores se comprometían a facilitar un trabajo en el municipio granadino de Motril como azafata o chica de compañía, indicando expresamente en las ofertas que se trataba de un trabajo 'sin íntimo', es decir, sin tener que mantener relaciones sexuales. Sin embargo, la realidad era otra, y las mujeres terminaban siendo obligadas a prostituirse en el club en jornadas laborales de diez horas siete días a la semana".
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