Fue el comportamiento de este hombre que se estaba examinando el que levantó las sospechas entre los funcionarios y agentes, que optaron por observarlo y esperar a que finalizara la prueba. El hombre llevaba una microcámara, un receptor de audio auricular con sistema de conexión bluetooth, que le servía para enviar imágenes del examen y seguidamente recibir las respuestas por audio. La sanción prevista para asciende a 500 € además de no poder presentarse de nuevo a estas pruebas en un plazo de seis meses desde el día de los hechos.
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