Ana vive aterrada en su propia casa. Apenas sale de la habitación para evitar encontrarse con el okupa que se ha instalado en su vivienda. No come nada de la nevera por temor a que la envenene, según su versión, ya lo hizo en una ocasión. Ha sido insultada y agredida. El okupa está condenado por delito de lesiones leves a Ana, tal y como ha remitido el abogado de la víctima , Alberto García Cebrián.
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