La movilización social ha logrado una vez más paralizar el desahucio de Pepi,de 65 años,y sus dos hijas. La ONU había pedido dos veces que se paralizara el desalojo.El caso de Pepi y los vecinos de Argumosa 11 se ha convertido en el paradigma de un proceso que está salpicando el centro de Madrid y el de muchas ciudades del país: la gentrificación de barrios populares que eleva el precio de los alquileres hasta expulsar a los vecinos.El Ayuntamiento reclamaba a la Comunidad una alternativa habitacional para estas vecinas dado que la competencia
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