El enemigo, los bancos, ya que se trata de una guerra, se aprovechan de que no tengamos una estrategia común, y cada uno por su lado y con un sistema judicial que barre hacia el poder financiero, la guerra se pierde. No obstante, nunca es tarde cuando se dispone de una potente arma y abundante munición y se dispone de una ofensiva estratégica. Los pesimistas pueden decir que la guerra esta perdida cuando se llevan desde 2007 la friolera de más de 600.000 desahucios promovidos por la banca.
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