Es el sueño roto de aquella generación que pensaba que para hacerse rico bastaba con hacer un poco el idiota delante de una cámara. Delante de YouTube o de TikTok puedes pasarte un rato entretenido, pero como tantos otros casos de entornos con barreras de entrada muy bajas y expectativas elevadas, es cada vez cualquier cosa menos un negocio. Los jóvenes que hace tiempo soñaban con convertirse en youtubers ahora son simple mano de obra barata, generadores de tráfico para unas compañías que saben perfectamente que no necesitan pagar bien.
|
etiquetas: youtubers