Vale que el actual director, Antonio Caño, tuviera que enviar una sonrojante carta de disculpa a los suscriptores “decepcionados” que empezaron a darse de baja en aluvión, no sin antes mandar a freír espárragos al Comité de Redacción que le pidió explicaciones por el libelo. Pero no, no era lo que se pensaba. La víctima en realidad era el periódico.
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