La del 24 al 25 de enero fue una noche de ruido y de furia en la cárcel de Estremera. En la que es una de las prisiones más peligrosas de España, están acostumbrados a repeler y contrarrestar toda clase de ataques por parte de los internos, pero esa madrugada las cosas se desmadraron por completo. Todo comenzó cuando a un preso se le encendió rápido la mecha. Cuando a Ángel Platón Estévez, alias Platón, se le cruzaron los cables.
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