Mientras la presidenta de Castilla-La Mancha, Dolores de Cospedal, proclamaba en Talavera de la Reina el inicio del fin de la crisis y su satisfacción consigo misma, los manifestantes le recordaban en Toledo que en la región que preside hay más de 300.000 parados y 750.000 personas al borde de la exclusión social, víctimas de las políticas, del desprecio y del abandono su Gobierno.
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