Igual que yo, muchas mujeres más decidieron renunciar al feminismo como seña de identidad. Ellas se dieron cuenta de que algo tan legítimo y tan natural se había convertido en un instrumento de ingeniería social lleno de odio y demasiadas repeticiones. Se dieron cuenta de que al decir “Ey, esto se pasa de madre” eran reprendidas por el grupo mayoritario…Entonces vinieron los cambios legislativos y la desinformación.
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