El primer ministro israelí, Naftali Bennett, denunció que Israel “se encuentra ante una ola de terrorismo árabe asesino”, y se comprometió a combatirlo “. El presidente palestino, Mahmud Abbas, también condenó el atentado, y advirtió que el asesinato de civiles sólo conduce a “un mayor deterioro de la situación”. Una opinión totalmente opuesta a la del grupo islamista Hamas, que celebró el ataque desde sus bases en Gaza, aunque no reivindicó su autoría, afirmando que se trata de una “respuesta natural a los crímenes de la ocupación”.
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