Siria, al igual que Libia o Yemen, está viviendo una pesadilla tras las revueltas democráticas producidas en el año 2011 englobadas todas en el saco de la primavera árabe. No hay dudas de que al Assad ha ganado la guerra. El régimen no sólo ha contado con la ayuda de Rusia, sino también con el apoyo de Hezbolá e Irán. Sin embargo, el conflicto continua al noroeste de Siria, en Idlib. Mientras tanto, Trump ha decidido aplicar duras sanciones contra al Assad para forzar la paz. Una medida que puede resultar devastadora para millones de sirios.
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