"Es ya un tópico afirmar que, para un país, la mejor inversión es un buen sistema de enseñanza. Con los mismos recursos, o incluso menos, se podrían lograr resultados mucho mejores y contar con personas mejor formadas. Y, por supuesto, con ciudadanos informados, menos permeables a la pura propaganda y más exigentes con sus primeros empleados: los que se ocupan del gobierno. Tal vez esta última posibilidad inquietante sea el motivo por el que no hay ninguna voluntad de afrontar este reto vital".
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