Los ultras de Twitter, o de X, como ahora se llama, empezaron a despellejarla. A raíz de eso salieron en tromba los trolls de la caverna. Uno de ellos fue Luis Ventoso, de El Debate. Pueden preguntar por sus hazañas en Galicia. Trató de prosperar en La Voz hasta que vieron sus malas artes y le dieron puerta. Ha acabado en un medio patrocinado por la Asociación Católica de Propagandistas. Siempre he creído que periodismo y propaganda son términos antónimos. Una vez más, Ventoso no ha salido airoso.
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