En España nadie devuelve nada y hasta el Dioni puede vivir de las rentas. Se monta un circo, se forma ruido, se llora, se pide un indulto y, si no hay más remedio, los menos, se pasan por la cárcel una temporadita, sabiendo que a la salida les espera el maná del desierto. Esto es una cadena diabólica… ¿Se acuerda alguien de Urdangarin?
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