Las primeras grietas se detectaron en octubre, y desde entonces la montaña se ha estado moviendo a un ritmo de 50 centímetros a la semana hasta convertirse en una amenaza para la población. Situadas en el estado de Washington, las colinas de Rattlesnake son ahora el centro de atención de los medios locales, quienes vigilan la progresión de la ladera de la montaña a medida que se resquebraja. La porción de tierra que está a punto de venirse abajo ocupa unos 80.000 metros cuadrados y sus tres millones de metros cúbicos
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