El voto a partidos identitarios, populistas o directamente de extrema derecha en Europa crece a medida que aumenta la inmigración. O la preocupación por la inmigración. Sólo hay que ver las recientes elecciones en Alemania, Italia o Hungría. Pero es que son opciones electorales en democracias consolidadas como Gran Bretaña, Francia, Holanda o Dinamarca. Incluso en países nórdicos como Suecia, Noruega o Finlandia, paradigma antaño de la sociedad del bienestar. Los medios de comunicación tienden a pensar que todos los que les votan son ultras.
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